El ABC de la primavera y del verano
A, de abrigo.
O cómo hacer aún más cálido un verano. Mientras el estómago se deja al aire con piezas que dejan muy al descubierto la frontera entre cintura y pecho –sí, también sería válido empezar este abecedario con 'A, de abdominales' gracias a propuestas como las de Miu Miu y Balenciaga–, el resto de piel se cubre con más piel. Esto, que podría parecer una paradoja espacio-climático-temporal se debe –como explica el reportaje Sesión continua en el número de febrero de Vogue– a nuevos modelos de negocio que permiten comprar las prendas en cuanto se presentan en latitudes y climas tan diferentes como Rusia o Brasil.
B, de blanco y negro.
Salvo contadas explosiones de color, esta primavera/verano se mira y se viste en blanco&negro. Puede analizarse de manera simbólica –como las fichas y los cuadros de un tablero de ajedrez; como las piezas del backgammon en clave Lost; como la Logia Blanca y la Logia Negra del Twin Peaks de David Lynch– o de una simplemente estética. Ya sea como expresión de una batalla de opuestos o de cómo conjuntar dos colores antagónicos pero hechos para estar juntos, lo cierto es que el blanco y el negro es el código de (no) color de esta temporada, como muestran Chanel, Narciso Rodriguez, Jil Sander o Balmain –entre otros muchos–. Es el arte del contraste.
C, de collage.
Cuando no se conjuga y declina en blanco y negro y cuando no estalla como si fueran pompas rellenas de color –como en Gucci–, la primavera se corta y se recorta en múltiples capas e imágenes con el efecto de un collage. Éste alcanza su máximo esplendor y complejidad en Proenza Schouler y Rodarte, y también juguetea con el efecto artístico-psicodélico en Derek Lam y Preen. Hay quien sitúa esta tendencia en el auge de Tumblr y en cómo esta plataforma consigue hacer tan adictiva una selección en muchos casos aleatoria de imágenes y texturas. Teoría de Tumblr sí o no, la estética patchwork deja de lado su inclinación natural por el estaciones más frías y se
O cómo hacer aún más cálido un verano. Mientras el estómago se deja al aire con piezas que dejan muy al descubierto la frontera entre cintura y pecho –sí, también sería válido empezar este abecedario con 'A, de abdominales' gracias a propuestas como las de Miu Miu y Balenciaga–, el resto de piel se cubre con más piel. Esto, que podría parecer una paradoja espacio-climático-temporal se debe –como explica el reportaje Sesión continua en el número de febrero de Vogue– a nuevos modelos de negocio que permiten comprar las prendas en cuanto se presentan en latitudes y climas tan diferentes como Rusia o Brasil.
B, de blanco y negro.
Salvo contadas explosiones de color, esta primavera/verano se mira y se viste en blanco&negro. Puede analizarse de manera simbólica –como las fichas y los cuadros de un tablero de ajedrez; como las piezas del backgammon en clave Lost; como la Logia Blanca y la Logia Negra del Twin Peaks de David Lynch– o de una simplemente estética. Ya sea como expresión de una batalla de opuestos o de cómo conjuntar dos colores antagónicos pero hechos para estar juntos, lo cierto es que el blanco y el negro es el código de (no) color de esta temporada, como muestran Chanel, Narciso Rodriguez, Jil Sander o Balmain –entre otros muchos–. Es el arte del contraste.
C, de collage.
Cuando no se conjuga y declina en blanco y negro y cuando no estalla como si fueran pompas rellenas de color –como en Gucci–, la primavera se corta y se recorta en múltiples capas e imágenes con el efecto de un collage. Éste alcanza su máximo esplendor y complejidad en Proenza Schouler y Rodarte, y también juguetea con el efecto artístico-psicodélico en Derek Lam y Preen. Hay quien sitúa esta tendencia en el auge de Tumblr y en cómo esta plataforma consigue hacer tan adictiva una selección en muchos casos aleatoria de imágenes y texturas. Teoría de Tumblr sí o no, la estética patchwork deja de lado su inclinación natural por el estaciones más frías y se
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